Nunca me he imaginado viviendo en un lugar realmente lejos del mar y, sin embargo, durante muchos años, sólo me acercaba a la playa en verano. ¿Por qué? Sinceramente no lo sé. Pero de lo que cada vez estoy más convencida es de que las playas tienen mucho que ofrecernos durante todo el año.
Así que hace un par de semanas, nos abrigamos bien, nos pusimos nuestra ropa impermeable y nos fuimos a pasar la mañana aquí cerquita, a la playa de Xagó (Asturias)
Estaba lloviendo, la marea estaba baja y nuestra pequeña se fue a jugar alrededor de unas rocas que tenían todo un charco rodeándolas. Iba corriendo por el agua, se lanzaba de culo a los charcos, iba saltando de uno a otro y no paraba de reír. Y para ser sincera, a nosotr@s tampoco se nos quitaba la sonrisa de la cara de verla disfrutar tanto.
No vamos a negar que hacía frío pero ella estaba calentita y tan a gusto con su vestuario, que no se quería ir. Y viéndola disfrutar tanto, nosotr@s tampoco.