Ya fuera fantaseando con ser veterinaria rural, o bióloga como finalmente sucedió, fui una niña que vivió su primera infancia en la urbe y que se fascinaba con la idea de vivir cerca de la Naturaleza. Cada vez que íbamos a las dehesas y los montes de la Sierra del Guadarrama la sensación era de asombro, de curiosidad, disfrute… de solo querer estar ahí.
Ahora, ya con la distancia, lo resumiría con la palabra conexión. Ni veterinaria, ni ejerciendo la biología, pero sí acompañando y favoreciendo a nuestra manera que nuestro hijo e hija puedan vivir esa misma conexión con la Naturaleza y también con ellos mismos.