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Acercar a los niños y las niñas a la naturaleza en la ciudad

El contacto con la Naturaleza, sabemos que es importante, más si hablamos de infancia. Su innata biofilia hace que incluso en su primerísima infancia, sientan atracción y bienestar estando en un entorno natural. Su genética, prácticamente idéntica a los primeros sapiens, sabe que es su hogar.

Ahora bien, la inmensa mayoría de la población vive en ciudades. El medio urbano nos aporta múltiples comodidades, pero nos aleja de la Naturaleza, a no ser que la busquemos. Porque a amigos y amigas, hay mucha más de la que pensamos a nuestro alrededor incluso en la selva del asfalto, como iremos viendo a lo largo del post.

Si vivo en la ciudad, tengo que desplazarme para ir a la Naturaleza. ¿Seguro?

Cuando nos llega el mensaje de que la infancia debe tener contacto con la Naturaleza, se nos cae el alma a los pies al mirar por la ventana del piso. Pensamos que no les estamos dando baños de bosque, ni pueden jugar junto a un bonito río. Quizá pensemos que ahora nos toca incluir algo más en nuestro ya cargado día a día, que tendremos que desplazarnos buscando un paraje natural.

niño recorriendo un bosque

Sin embargo, tenemos buenas noticias. No hace falta ir a un bosque si no es lo que tenemos a mano. No hace falta pasar horas fuera con este fin, si no es el tiempo del que disponemos. De hecho, en 2019 en un estudio de la Universidad de Exeter concluyó que con tan sólo 2 horas semanales a la semana de contacto con la Naturaleza, ya obtenemos beneficios en términos de salud y bienestar.

Nos gustaría que entendierais la naturaleza como cualquier espacio o momento en que la vida florece, prospera o nos sorprende, que nos permite establecer nuevas conexiones entre seres vivos y elementos naturales (no olvidemos los minerales…), desde el descampado abandonado que está ahora inundado de maleza y “malas hierbas”, hasta el diente de león que crece entre los adoquines frente a tu casa […] Y la verdad es que no necesitan bosques de postal, sino poder explorar los lugares cercanos a su hogar […] Y los adultos nos podemos dejar contagiar por la curiosidad de nuestros hijos y empezar a explorar las plantas que crecen a nuestro alrededor, los pájaros que viven en los árboles plantados a lo largo de la acera o cómo las nubes pueden darnos información sobre el tiempo que hará.:.

Nitdia Aznarez y Beatriz M. Muñoz en su libro Criar desde el corazón

SACAR LA BIOFILIA QUE LLEVAMOS DENTRO

Al igual que el sentido arácnido advierte a Peter Parker de la presencia de peligros, en casa podemos poner en funcionamiento el sentido biófilico para poder detectar la presencia de naturaleza (también tiene algo que ver el sistema de activación reticular que tenemos en el cerebro, que cuando le decimos que algo es importante, empieza a verlo por todas partes)

La Naturaleza siempre se abre paso. Prácticamente todos los parques tienen vegetación con un montón de seres asociados a ellas. Incluso, fuera de los jardines, la flora prospera allá donde encuentra una posibilidad.

Durante la salida del confinamiento en la primavera de 2020, fuimos testigos, no sin maravillarnos, de cómo las calles florecieron literalmente, ya que la imposibilidad de los trabajos de mantenimiento hizo que pudiera darse esta explosión de vida. Incluso, ya se vio que, asociado a ello, sucedieron fenómenos sorprendentes como la gran proliferación de especies de mariposas en pleno Barcelona

Álbumes ilustrados que nos acercan a la naturaleza urbana

Diversos movimientos ciudadanos y ecologistas están poniendo voz a estas plantas y demás biodiversidad urbana para darles su protagonismo e importancia. Además, poco a poco van surgiendo bellísimas publicaciones dedicadas al mundo silvestre de las ciudades, como estas que os mostramos:

En busca de lo salvaje

Un libro de la colección Los pequeños salvajes de una de nuestras editoriales de referencia: Errata naturae. Con unas ilustraciones que te transportan totalmente, invitan a que busques lo salvaje en cualquier rincón, estés donde estés, ya que se manifiesta de diversas formas y a través de todos los sentidos.

En busca de lo salvaje

El jardín curioso

El jardín curioso Peter Brown

Este precioso álbum ilustrado nos conquistó desde el primer momento. La historia de un jardín urbano en un rincón olvidado y que, con los inocentes cuidados de un niño, adquiere unas dimensiones tales, que enriquecerá para siempre la vida de los habitantes de la ciudad. Lo mejor, es esto… ¡existe!

Por cierto, inevitable pensar en la jardinería de guerrilla. Si quieres saber de qué trata, puedes leer este post de Llanos de Be Salvaje. Una manera de, no sólo enverdecer, sino también cohesionar vecindario y promover el sentido de pertenencia a tu entorno.

NATURALISTAS URBANOS

Siempre es interesante poner nombre al vecino de al lado, al que nos cruzamos en el ascensor, y también a la panadera. La relación afectiva con nuestro entorno también puede verse enriquecida si además podemos poner nombre a los árboles de la acera o de nuestro parque favorito. También saber que no todos los pájaros que vemos son gorriones o palomas. Un o una naturalista, además, puede ir con su red cazamariposaslupa prismáticos en ristre para ayudar a su vista, y que ningún detalle se le escape.

fotografía de una niña empleando un instrumento para capturar insectos y pequeños animales y poder observarlos, sin causarles daño mediante una lupa

Libros informativos y guías de naturaleza urbana para niños y niñas

Aquí os dejamos algunos libros informativos y guías que nos ayudarán a reconocer a nuestros silvestres acompañantes de barrio.

Salvajes en la ciudad

portada del libro de teresa franquesa titulado salvajes en la ciudad

Este libro de solapas para los más peques nos mostrará que en la ciudad hay una fauna más rica y variada de lo que creemos. De día o de noche, desde invertebrados hasta mamíferos. ¡También podrán ser auténticos naturalistas en su barrio y alrededores!

Una flor en el asfalto

portada del libro una flor en el asfalto

Un título que puede ser un fabuloso libro de consulta familiar, una encantadora manera de conocer un buen número de especies de plantas que podemos encontrar sin dificultad en las ciudades o pueblos. No sólo aprenderás a reconocerlas, sino que, además, a través de su simpático relato en primera persona, conocerás un poco más de cerca la vida, historia e incluso utilidades de las hierbas urbanas. Magnífico trabajo de Eduardo Barba y Raquel Aparicio.

Los árboles de tu ciudad

portada del libro árboles de tu ciudad

Un libro realmente precioso, que dista de ser tan sólo un inventario de árboles urbanos. Nos invita a conocer, no sólo sus nombres, sino también a conocer su valor ambiental y el bienestar emocional que nos aportan. Su artífice, Luciano Labajos Sánchez, con su imponente experiencia como jardinero, y su profundo amor por esta profesión, nos transmite con pasión sus conocimientos sobre arbolado urbano.

Especial mención al prólogo del Hematocrítico, con su especial humor y sensibilidad hacia la infancia. Clara Moreno acompaña los textos de maravilla con sus arbóreas ilustraciones.

Avista el árbol

Aquí tenemos un material en forma de vistosos tarjetones que nos servirán, como bien dice su caja, como remedio contra la ceguera arbórea. Encontraremos en cada una de las tarjetas, descripciones visuales de los distintos rasgos más característicos de cada una de las 30 especies que contiene. Especies autóctonas y otras alóctonas, que encontraremos fácilmente en parques o jardines. Un material muy interesante para acompañar las visitas al jardín botánico de nuestra ciudad.

Aves de parques, pueblos y ciudades

guia desplegable aves de parques, pueblos y ciudades

Las aves son los animales más observados por excelencia. Son de los más fáciles de ver, contando con que además en la ciudad, tras su larga convivencia con el ser humano, sus comportamientos sean comúnmente de especial cercanía. Como comentábamos en el inicio del post, hay mucha vida más allá de los gorriones o las palomas. Y si no, sorprendeos con la variedad de especies de pájaros con esta guía desplegable editada por Tundra, que además nos da unas sencillas claves para poder observar y conservar las aves de nuestro entorno. Imprescindible en la mochila junto a los prismáticos. 

EL JUEGO AL AIRE LIBRE TAMBIÉN ES CONTACTO CON LA (SU) NATURALEZA

Dejar que el juego libre suceda. DEJAR, como siempre dice Tonucci.

Buscar esos reductos verdes que podemos tener cerquita y permitir el juego libre. No hay nada mejor que sean los propios impulsos internos los que guíen esos ratos. Se dará de múltiples maneras: quizá con preferencia hacia el movimiento y la exploración de las propias capacidades, quizá hacia detenerse a hacer cosas con sus manitas, puede que imaginar algún juego.

Fotografía de un niño sobre una bicicleta sin pedales en un parque de una ciudad

Ir al parque, subir y bajar el tobogán, columpiarse o tratar de trepar una barra. Incluso si no es es un ambiente de naturaleza propiamente no olvidemos que con eso obedece a su naturaleza como criaturas que necesitan ir descubriendo su cuerpo, y el mundo con los sentidos. Jugar sin más. ¡Qué importante es!

No puedo dejar de recomendar además la guía de parques infantiles naturales que podéis encontrar en el blog de Tierra en las manos. Quizá tengáis cerca uno de estos parques que aúnan muy bien elementos y materiales naturales, con estructuras que aportan riqueza y variedad de movimiento.

Mención especial a la etapa de la primera infancia (etapa de lo sensorial)

Estar al aire libre, estar rodeados de elementos naturales, aunque sea un poco de hierba, ramitas y hojas… Poder moverse en libertad, explorando con los sentidos. Siempre es adecuado, incluso de adultos. Sólo me gustaría enfatizar lo remarcable que es esto en la primera infancia. Quizá no lo percibimos, pero el sol, la brisa, los sonidos… ver las copas de los árboles agitarse, un perro que pasa corriendo…

Esos estímulos son algo que nutre, más si a ello se une el movimiento. Los bebés, los pequeños gateadores, se benefician mucho de los ratos al aire libre. Estando en la ciudad, no dejemos que se pierdan el tacto de la hoja, de los palos (¡incluso su sabor!), el sonido de su entorno. No necesitan grandes lugares naturales, sólo un entorno lo suficientemente estimulante, y tiempo para que la magia suceda.

El libro de la ciudad silvestre

Libro ciudad silvestre
fotografía de una manualidad con barro sobre el tronco de un árbol, ejemplo del libro de La Ciudad Silvestre

Desde esta perspectiva del juego asilvestrado, no puedo dejar de recomendar este libro. Al hilo de otros de la misma colección, las autoras Jo Schofield y Fiona Danks, hacen un ensalzamiento a este tipo de juego más silvestre, buscando los espacios verdes de la ciudad.

Nos incitan a todo tipo de propuestas y juegos que nos ayudarán a detectar un montón de posibilidades de jugar que a veces no imaginamos que se puede hacer en un parque. Los jardines urbanos son un festival de variedad de especies que nos aportan todo tipo de vainas, frutos y hojas de multitud de formas y tamaños.

La lluvia, cuando hace acto de presencia, también nos brinda la posibilidad de jugar con charcos y barro, algo que siempre podemos aprovechar para sintonizar con nuestro entorno, pero sobre todo pasarlo en grande.

fotografía de una niña jugando en la lluvia con un conjunto impermeable

PICNIC EN EL PARQUE

No puede dejar de mencionar, aunque sea un poco de pasada, esta opción que Incontables hemos hecho. Una manera fácil y práctica de pasar más ratos al aire libre. Si no se quiere, no hacen falta grandes preparativos. Llevarse un bocadillo, algo de fruta. Quizá simplemente meter en una fiambrera los macarrones que teníamos para comer, y listo. De esta manera, hemos podido alargar el juego fuera sin tener que regresar a comer, evitando entradas y salidas de casa, que es al final una de las cosas que más cuesta.

Espero que con todo esto encontréis inspiración, además de sorprenderos por la presencia de naturaleza que quizá pensabais ausente. Al mismo tiempo, a vuestro alrededor es posible encontréis otras personas, madres, docentes, asociaciones afines que miran en la misma dirección. Enverdecer, naturalizar y disfrutar de aquello que la ciudad ya nos brinda. Huertos urbanos, pequeñas plazas con iniciativas vecinales, incluso grupos de juego en la Naturaleza.

Pasear después del cole mediante un pequeño desvío por el parque. Hacer un poco de barro en el arenero, permitiendo que se descalce mientras juega. Recoger hojas en otoño y crear algo bonito en casa. Permitir esos ratos de contemplar las nubes, o el revoloteo de unas mariposas. Sin prisa, dándole con ello su bien merecida importancia. En fin, no dejemos que lo perfecto sea enemigo de lo bueno. No descartemos como valioso aquello que ya tenemos. Hagamos aquello que nos permita que podamos mantenerlo y hacerlo sostenible y consistente en el tiempo. Y no olvidemos que el tiempo es clave, pero siempre acompañado de dejar… DEJAR TIEMPO.

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