Un verano más se acerca y eso, junto a las vacaciones, hace que la mayoría de familias pasen más tiempo al aire libre. Es una oportunidad de disfrutar sin prisas de la naturaleza y de nuestras hijas e hijos. Al preparar la mochila recordemos llevar lo necesario para proteger nuestra piel y la de nuestrxs peques del sol.
Es más que conocida la recomendación de no exponerse al sol en las horas centrales del día, cuando más fuerte está incidiendo el sol. Sin embargo, si un día de calor nos acercamos a la playa a las 2 de la tarde, comprobaremos que está abarrotada. Niños y niñas incluids. Pasar el día en la playa y comer allí es un planazo al que parece que nos cuesta renunciar. Además, en ocasiones puede ser algo complejo evitar salir a la calle durante esas horas. Y es que a lxs más pequeños les suele gustar aprovechar las horas de luz para jugar en la calle, parque, etc…
En cualquier caso es necesario que cuando nos vayamos a exponer al sol lo hagamos con una buena protección. Aunque no sea en las horas centrales del día.
¿Qué protección usar?
Un buen protector solar se hace imprescindible para los meses de verano, pero …¿cómo saber qué es un buen protector?
Bien, uno de los factores principales a tener en cuenta es el factor de protección UPF. Éste debería ser lo más alto posible para cubrirnos al máximo frente a las radiaciones solares.
En la siguiente tabla podemos ver cuál es el porcentaje de rayos UV bloqueados en función del UPF.
UPF |
% RAYOS UV BLOQUEADOS |
15 – 24 |
93,3 – 95,9 |
25 – 39 |
96 – 97,4 |
40 – 50 + |
97,5 – 98+ |
Si es un protector para bebés o niñxs, debemos asegurarnos que los filtros solares sean físicos y no químicos. Aclaro que al decir bebés estamos hablando de bebés mayores de 6 meses. Los más pequeños no deberían ser nunca expuestos al sol ni deberíamos echarles crema solar. Aparte de tener una piel más sensible, aún no han desarrollado plenamente su capacidad de segregar melanina lo que les deja más desprotegidos ante los rayos UV. La mayor protección para un bebé es, siempre, la sombra. (En breve escribiremos una pequeña guía para escoger un buena crema de protección solar infantil 😉 )
Una vez elegido el protector la tarea más importante es utilizarla adecuadamente. De poco nos sirve tener la mejor crema del mercado sino la echamos bien.
Todos sabemos lo complicado que puede ser estar echándoles crema a cada 2h a nuestros hijos. Bien porque no les guste, bien porque estén jugando y no quieran que les interrumpamos, bien porque a nosotrxs mismxs se nos olvide… Sin embargo, es necesario recordar que pasadas esas dos horas la protección disminuye. Para seguir protegiendo la piel tendremos que volver a aplicar la crema.
Se recomienda también hacerlo tras cada baño aunque el protector que tengamos sea resistente al agua.
Una buena manera de facilitarnos este proceso es usar ropa de protección solar como aliada. De este modo, las zonas cubiertas por la ropa no necesitaran ser protegidas con crema. Ahorraremos en tiempo, en dinero, y seguramente también en conflictos con nuestros hijos e hijas.
Pero… ¿es necesario que la ropa sea de protección solar?
Tendemos a pensar que la ropa que usamos normalmente nos protege del sol y por eso sólo echamos crema en las partes del cuerpo que quedan descubiertas pero, contrariamente a lo que solemos pensar, no es así.
Para que una prenda normal bloquee de manera efectiva los rayos UV influyen varios factores: color, material, densidad de las fibras y grosor. Por lo que tendríamos que para que la ropa nos protegiera realmente del sol debería ser negra, de lana, con alta densidad de fibras y bien gruesa. Nada apetecible para ponerse en un día caluroso.
Las camisetas y vestidos ligeros y de colores claros que solemos usar en verano realmente no protegen tanto de los efectos del sol. Menos aún cuando están mojados. Por eso la ropa de protección solar es una tan buena opción. Es cómoda y ligera de llevar y no pierden su factor de protección al estar mojadas. Esto es muy importante. De este modo podrán incluso bañarse con las camisetas/bañadores… y cuando salgan, en poquito tiempo estarán secas de nuevo.
Los gorros y gorras de protección solar infantiles son un imprescindible. Nos ayudan a cubrir zonas más sensibles del cuerpo de nuestrxs hijxs como son la cara, las orejas, el cuello o la nuca.
Y no nos olvidemos de la vista. Sobre todo en bebés, los rayos solares atraviesan el cristalino ya que aún no está desarrollado del todo. Así, los rayos UVA y UVB son capaces de llegar directamente a la retina pudiendo causar distintos tipos de daño. Solemos pensar que las gafas son solo para que no nos moleste el sol. Pero incluso cuando los rayos no parecen incomodarnos conscientemente, puede estar dañándonos.
La alimentación como protección
Como en cualquier proceso que ataña a nuestro cuerpo, podemos encontrar un apoyo en la alimentación. Durante los meses de verano hay ciertos alimentos que nos ayudan a que nuestra piel esté bien protegida. No sustituyen las cremas o ropa de protección solar, pero sería conveniente tenerlos en cuenta en nuestro menú veraniego.
Son alimentos que con sus propiedades antioxidantes bloquean los radicales libres generados cuando el sol consigue penetrar en nuestra piel. Entre estos alimentos se encuentran las verduras de hoja verde intenso, los tomates, las zanahorias, los frutos del bosque… aunque como dice este artículo nos ayudará también comer verduras de todos los colores.
¡Y beber, claro! Mientras estamos al sol, recordemos ofrecerles agua para que se mantengan con una buena hidratación corporal.
Y para después del sol
Si bien es conveniente utilizar un protector solar, no hay ninguno que ofrezca una protección 100%, como veíamos en la tabla del principio.
Es por ello que es recomendable hidratar la piel tras la exposición al sol ya que, por bien protegida que esté, la piel se va secando.
Aquí puede surgirnos la duda, y con razón, de si es necesario un aftersun o bastaría una crema o loción hidratante. Sin embargo, la diferencia entre ambas es que el aftersun, además de hidratar, posee propiedades calmantes y refrescantes. Entonces, si nos hemos quemado alguna zona, o la sentimos tirante o roja, el aftersun calmará nuestra piel y le ayudará a regenerarse más rápidamente.
Para terminar…
Aquí un pequeño listado que resume las ideas principales:
- la mejor protección al sol viene de no exponerse en las horas de más sol, entre las 12 y 4 de la tarde.
- los bebés menores de 6 meses no deben ser expuestos al sol
- es necesario echar una crema protectora. Lo ideal sería que siempre fuera de 50+ UPF
- la ropa solar ayuda a proteger nuestro cuerpo de los rayos UV sin estar pendientes del reloj
- tras cada exposición al sol, rehidratar la piel con un aftersun
- beber cada poco tiempo para mantener la hidratación
Y sobre todo, no olvidemos la importancia del ejemplo. Si queremos que los niños y las niñas incorporen ciertos hábitos en su vida, es importante que vean que esto no es solo cosas de niños. Si les untamos de crema y nosotrxs no nos protegemos del sol, no será muy coherente el mensaje que les damos. Las personas adultas también necesitamos protegernos 🙂
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