En esta ocasión os traigo una propuesta muy divertida y bella para hacer de forma individual y también en familia. Una idea para nuestras salidas diarias y dar valor a esas florecillas que recogemos en nuestros paseos. Este otoño os propongo… cuadernos de campo estacionales. También os dejo aquí la propuesta familiar para otoño del año pasado, por si os apetece tener más ideas.
Nuestras salidas al campo, a los bosques e incluso a las playas, aquellas personas que las tenéis cerquita, comienzan a ser más habituales y frecuentes. Aprovechar el otoño, la lluvia, el fresquito para abrigarnos y equiparnos bien y observar el manto de hojas que cruje y llena de colores otoñales esos días fríos.
Pequeño cuaderno de campo con un folio
Una forma muy sencilla para hacer nuestros cuadernos de campos estacionales es con un folio DIN A4. Si queréis mayor tamaño, probad con DIN A3 o la técnica del palo que os mostraré más abajo. La técnica del folio es muy sencilla y no necesitamos más que eso, un folio o, si lo necesitamos, unas tijeras también.
Os dejo un vídeo algo casero y rudimentario del cómo hacerlo, pero la mayoría de las veces una imagen vale más que mil palabras. Nuestros pequeños estarán practicando su motricidad fina, obteniendo como resultado una pequeña libreta sencilla, curiosa y perfecta para cualquier tipo de persona exploradora de la naturaleza.
Esas hojas o flores recolectadas las iremos pegando «frescas», es decir, no necesitan pasar por la prensa de flores y hojas antes, pero si quisiéramos también sería otra opción. Un poquito de pegamento o cola blanca nos servirá para pegarlos. Eso sí, si usamos cola blanca, recomiendo darle una capa muy suave al folio con un pincel e ir colocando las flores. Será mucho más fácil que ir dando cola a las propias florecillas. Si queremos que nuestro cuaderno quede con ese toque de haber pasado por la prensa, pero ya hemos puesto las flores, recomiendo colocar encima del cuaderno un par de libros voluminosos durante unas horas… ¡y listo!
La otra técnica es la de hacerlo más grande o con mayor cantidad de cuadernitos, ampliando así el grosor de nuestra libreta.
La encuadernación de un libro no suele ser algo sencillo. Eso sí, hay una gran variedad de formas – desde las más sofisticadas hasta las más artesanales – pero ninguna muy sencilla para los más pequeños de la casa.
Si queremos esa opción, podemos hacerle unos agujeros a la libreta con una perforadora de papel y unir nuestro cuaderno de campo a un palo con un pequeño alambre (si no se sabe aún hacer nudos, por ejemplo) y alicates o con lana o trapillo, si preferimos la opción de anudar. También podemos hacer nuestra encuadernación cosiendo los diversos libretos. Para adaptarla a los pequeños, con hacer agujeros con la perforadora, tendremos ya medio camino hecho, y el más difícil también para ellos.
Una alternativa con arcilla
En la mayoría de los casos que os he comentado, iremos pegando nuestros tesoros naturales. Para los exploradores más pequeños, aún está también la opción de usar arcilla, de la que se seca en unas horas y no se agrieta. En ese caso, colocaríamos arcilla en la portada y sobre ella iríamos colocando nuestras florecillas, cortezas y otros elementos que deseamos mostrar en nuestro cuaderno de campo.
Me parece una preciosa idea de crear nuestros cuadernos desde cero, de valorar el proceso de creación desde su inicio y hasta el final. Y, cómo no, de darle valor a la naturaleza que nos rodea, sea de ciudad o de campo, de playa o de bosque. Porque seguro que en nuestros paseos encontraremos una gran variedad de tesoros, con colores y formas tan preciosas y sorprendentes que bien querremos que formen parte de alguna de nuestras creaciones primaverales.
Y tú, ¿Cuánta variedad de colores incluirás en tu cuaderno de campo?
Una idea para disfrutar de nuestra biodiversidad silvestre y de la primavera en familia.